Las Madres Sabemos Mas
Posted by Administrator | Noviembre 11, 2017 | Blog
Podemos identificar claramente cuando estamos siendo padres negativos, cuando nuestras reacciones se presentan en forma de gritos, explosiones o golpes a nuestros hijos. Sin embargo, si nuestro comportamiento se presenta de una forma negativa escondida que se ve como control, puede pasar desapercibida, es más difícil de ver, lo que la hace aún más peligrosa.
Controlamos lo que el niño hace, se pone o come. Lo hacemos una y otra vez con la disculpa de que estamos protegiendo al niño. Te protejo porque sé lo que es mejor para ti. Tengo miedo de que hagas la elección equivocada, así que déjame hacerla por ti. Este comportamiento proviene de la ansiedad, que a menudo se expresa como control.
Recuerdo que mi hija estaba en tercer grado e iba a participar en un show de talentos. Ella se acercó a mí la noche anterior para que la ayudara con una canción que quería cantar. Era una canción de Aida, un espectáculo de Broadway, ella y yo siempre la cantábamos juntas en la casa. Nos ENCANTABA la canción porque estaba llena de crescendos así que podíamos gritar lo más duro que podíamos y pretender que estábamos en el escenario. ¡La canción era sobre moda y mi hija es una seguidora de la moda consumada! Era NUESTRA canción. Estábamos practicando y vi que estaba teniendo problemas con algunas de las notas más altas y complicadas, también tenía dificultad con algunas de las palabras.
Identifiqué que yo estaba en un 'no quiero'. Ella iba a equivocarse e iba a sentirse avergonzada en frente de sus compañeros, traté de convencerla de cambiar la canción, le sugerí una canción más "segura": Doe, a Deer, a female Deer de la banda sonora del Sonido de la Música. Me miró derrotada y no convencida de mi argumento. Tratar de convencerla no me funcionó, entonces pasé al control autoritario e iracunda la obligué a escoger la canción que yo sugerí. Mi razonamiento era que ella estaba triste, pero por lo menos estaba a salvo. Preferí que ella se enojara conmigo en vez de ser herida por sus amigos. Lógico, ¿verdad?
Ella se fue al colegio al día siguiente, le di un beso y le prometí que iría al show, quería animarla. Cuando llegó su turno, la vi acercarse a su maestra y entregarle un CD. Yo estaba confundida. Escuché el sonido familiar de Strongest Suit, la canción de Aida. Mi corazón se detuvo entre la preocupación y la ira. Ella comenzó a cantar la canción y vi al público moviendo sus cabezas y aplaudiéndola. Su confianza fue creciendo, se apoderó del escenario, cantó, bailó, todo el mundo estaba atento. Cuando llegó a la parte final que era la difícil, estiró la mano, sonrió y gritó desde el escenario, "¡Ven mami!" entonces empecé a cantar desde la tribuna caminando hacia el escenario haciendo nuestra pequeña rutina de baile. Ella y yo cerramos el show juntas en un increíble crescendo que llevó al público a ponerse de pie en un emocionante aplauso. La miré a los ojos, en ese momento mi hija me enseñó una de las lecciones más grandes de la vida: Yo tenía miedo y decidí irme por lo fácil; ella fue valiente. Mi comportamiento negativo y controlador pudo fácilmente habernos robado ese momento. Aprendí mi lección.